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La gélida noche burgalesa ha acogido este lunes una nueva edición del Círculo de Silencio, el primero de este 2025. Una iniciativa realizada ininterrumpidamente desde hace 14 años en la ciudad para denunciar la vulneración de los derechos de las personas migrantes. En esta ocasión han participado varios miembros del equipo de pastoral con inmigrantes de la parroquia de San Pedro y San Felices, que han invitado a construir una sociedad integradora.

 

En el manifiesto que han leído, en el paseo de la Sierra de Atapuerca, frente al Fórum Evolución, han puesto de relieve tres dificultades a las que se enfrentan las personas que llegan a nuestras fronteras y que, superándolas, harían de esta sociedad una más acogedora e integradora. Por una parte, han denunciado el grave problema que se encuentran en materia de vivienda, con alquileres abusivos y cláusulas discriminatorias por ser migrantes.

 

Por otra, las dificultades que estas personas encuentran al acceder a un puesto de trabajo. Han reclamado que se reconozca la aportación de las personas migrantes a la economía, así como superar cualquier aprovechamiento ilegal en el puesto de trabajo. Respecto a las regularizaciones y permisos de residencia, también han pedido que se deje de manipular con una falsa regularización de los papeles a través del arraigo por formación.

 

El manifiesto también afirma que «Todos tenemos derechos, todos tenemos deberes, los que llevamos aquí más tiempo y los que hemos venido más recientemente. Hemos de reconocer y cumplir nuestros deberes sociales y colaborar para alcanzar la igualdad en la convivencia social y un trato digno en nuestras relaciones interpersonales».

 

Por último, en este año jubilar Peregrinos de Esperanza, en el Círculo de Silencio ha resonado la invitación del papa Francisco a buscar y crear signos de esperanza en el mundo de las migraciones.