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El Palacio de Congresos de IFEMA en Madrid acogió este pasado sábado, 24 de febrero, un encuentro con cerca de 1.200 profesionales de la educación de toda España organizado por la Conferencia Episcopal Española (CEE). La delegación burgalesa presente en este congreso La Iglesia en la Educación estuvo formada por la delegada de Enseñanza, Manuela García; el responsable de Pastoral Universitaria, Jesús María Álvarez; el delegado de Cultura, Carlos Izquierdo; y el director general y el responsable de Pastoral de la Fundación Manjón-Palencia, Andrés Picón y Félix Diez, respectivamente. También acompañaron algunos de los directores de los colegios que forman parte de la Fundación: por parte del colegio Círculo Católico participó Pablo de Andrés Zabaleta, y por parte del Santa María la Nueva y San José Artesano participó M.ª del Mar Rubio.

 

Entre el notable número de obispos participantes, también estuvo presente Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, y el arzobispo emérito, Mons. Fidel Herráez Vegas, que presidió una de las mesas de trabajo. Tras el saludo del papa Francisco, convaleciente, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, y el presidente de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura, Mons. Alfonso Carrasco Rouco, dieron la bienvenida a todos los presentes, teniendo un recuerdo muy especial por los damnificados por el trágico incendio de Valencia.

 

Este congreso se realizaba cien años después de otro similar celebrado en 1924, donde quedó manifiesta la fuerza de la Iglesia el campo de la educación. Como quedó demostrado a lo largo de la jornada, la Iglesia ha sabido adaptarse a las nuevas circunstancias sociales, políticas y económicas para seguir apostando por aquella máxima que une la educación a la evangelización. La sesión del sábado era la conclusión de varios meses de trabajo y reflexión estructurados en nueve paneles temáticos. Dicha reflexión se realizó a lo largo del otoño pasado para concluir en nueve «documentos marco» que ahora se sometían a votación. Los miembros de la delegación burgalesa participaron en los diversos paneles debatiendo sobre fortalezas, amenazas y desafíos de cada uno de los campos.

 

Pablo de Andrés Zabaleta y M.ª del Mar Rubio participaron en la Fundación Pablo VI junto a 370 profesores pertenecientes a colegios católicos. Manuela García, por su parte, se unió a más de 250 profesores de Religión para reafirmar el valor de la asignatura y la necesidad de superar la catequesis en los centros académicos. De ahí la insistencia en una verdadera formación del profesorado. Mons. Fidel Herráez presidió la mesa de la Educación Integradora de la Diversidad Funcional, en la que se insistió en crear entornos más inclusivos con el compromiso también de una mayor dotación de medios económicos y funcionales.

 

Por su parte, Andrés Picón y Félix Díez participaron en la mesa de la formación profesional, junto a otros 40 profesionales. En ella hablaron de educar para una ciudadanía global con una FP más inclusiva y equitativa para todos. Jesús Mª Álvarez participó en el espacio de Educación no formal, voluntariado y tiempo libre. Los más de 60 miembros insistieron en el cuidado integral de la persona y de los educadores. Recordaron la importancia de un Iglesia en salida abanderando un compromiso social y de transformación de la persona.

 

En el panel de centros universitarios participó Carlos Izquierdo, junto a más de 80 agentes. En esta mesa se puso de relieve la importante oferta de las universidades católicas, a la vez que se insistió en la importancia de impulsar la investigación y el diálogo interdisciplinar en el que la Teología debe tener un papel activo. En esta mesa también participó Carlos Chana, profesor palentino de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos. El resto de las mesas abordó temas como el profesor cristiano, la parroquia y la familia. En esta última participó Mons. Iceta.

 

El trabajo de los paneles, desarrollado a lo largo de la mañana, dio paso a la comida, en las mismas salas, y a tres ponencias. El cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, recordó que la Iglesia cuenta en este momento con 1.700 universidades católicas y 220.000 escuelas en el mundo. Insistió en que educación es «un mandato de Cristo». De ahí que mientras que «para la sociedad la educación es un derecho, para la Iglesia sea una obligación». Por tanto, está llamada «a ser coro», en un momento de «paradigma de ruptura».

 

Por su parte, el venezolano Fernando Reimers, director del Programa de Maestría en Política Educativa Internacional de la Universidad de Harvard, se cuestionó «cómo avanzar en competencias». Sugirió vincular los currículos de las instituciones educativas con desafíos sociales mundiales. Propuso algún ejemplo a nivel mundial de cómo hacerlo con los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). Por último, la catedrática emérita de Historia de la Educación de la Universidad de Sevilla, Consuelo Flecha García, hizo un recorrido por la historia de la educación en España destacando que la Iglesia nunca ha dejado el espacio educativo a pesar de las numerosas tensiones con el Estado.

 

Mons. Carrasco Rouco concluyó diciendo que «nuestro trabajo es pasión por una vocación que ha nacido a través la impronta que han dejado algunas personas, pero que tiene su fuente en el Señor, al que damos gracias». El encargado de cerrar el congreso fue el arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, que realizó una breve oración y una llamada a la esperanza.