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Este 2024 se conmemora el primer siglo de la aprobación pontificia de la Institución Teresiana (IT). Fue el 11 de enero de 1924 cuando el papa Pío XI aprobó esta asociación internacional de laicos mediante un Breve pontificio. Con este documento, la IT recibió un aval de la Iglesia universal que, a la vez, dió «luz verde» a una nueva vocación seglar. Décadas después, el Concilio Vaticano II reconocería este camino abierto a los laicos y subrayaría el papel evangelizador de los fieles como Iglesia en medio del mundo.

Con motivo de este aniversario, la Institución Teresiana ha organizado en Burgos un acto educativo titulado Educar-acompañar-transformar hoy. Un acto «muy propio de nuestro ser, estar en el mundo desde la educación», explican, y que ha consistido en un diálogo en el que han participado Lurdes Figueiral, miembro del Consejo Nacional de Educación de Portugal entre 2017 y 2021, y Antonio Roura, director de la revista Religión y Escuela, que ha tenido lugar este lunes, 29 de abril en el auditorio ElCírculo de Burgos, con la asistencia de cerca de 400 personas.

En el diálogo se ha puesto de manifiesto cómo san Pedro Poveda, el fundador de la Institución Teresiana, supo dar hace 100 años una respuesta a los desafíos de ese tiempo en el mundo de la educación, y de cómo la Iglesia, en estos momentos, también pide a los actores de la educación que vean a qué desafíos se enfrenta la educación para ponerlo en diálogo con el Evangelio.

En ese sentido, Antonio Roura ha puesto en valor el trabajo realizado por los diferentes agentes que participaron en el congreso La Iglesia en la educación que organizó la Conferencia Episcopal Española y que cristalizó el pasado mes de febrero con un gran encuentro en Madrid. El director de Religión y Escuela ha señalado la importancia de la originalidad en la propuesta educativa, así como de el valor de «ser conscientes de la responsabilidad social que tiene aportar la visión del cristianismo en estas sociedades complejas».

Por su parte, Lurdes Figueiral, miembro de la Institución Teresiana, ha hecho una pequeña retrospectiva del papel de la asociación internacional de laicos en el mundo de la educación y abordó la importancia de acoger lo vivido durante estos 100 años, señalando los rasgos y claves más propias de la educación y pedagogía povedana. Ha ido describiendo esas claves, completando su exposición con los rasgos de identidad de los educadores y el perfil del alumno. Una educación, ha explicado, «que se basa y mira al humanismo pedagógico cristiano; que atiende a la dimensión social y solidaria; que es integral e integradora; que reconoce el papel de la mujer en la sociedad; que se basa en las relaciones humanas como eje vertebrador del proceso de humanización; que pone en el centro al sujeto y potencia su identidad; que es colaborativa y crea sinergias con otros; que se basa en tres principios: el de la comunicación, el de la creatividad y el de la participación».

En el diálogo también surgieron otros temas de interés, entre los que se habló de cómo responder a los desafíos de este momento, cuál debe ser la identidad de la educación católica o la importante presencia que los profesores cristianos deben mostrar en cualquier ámbito educativo, ya sea en la educación pública, concertada o privada.

El acto ha concluido con la actuación musical del coro del Colegio Santa María la Nueva y San José Artesano, perteneciente a la Fundación Manjón-Palencia de titularidad diocesana.