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Ismael Sáez, Alejandro Sánchez, Egide Ndayikengurukiye, Nepomuscene Ndihokubwayo y Jesús Daniel Riera han sido instituidos acólitos en una ceremonia celebrada esta tarde en la capilla del seminario de San José. Aunque es un ministerio que pueden recibir todos los bautizados, lo cierto es que los seminaristas lo viven como un hito más en su camino hacia la recepción de las órdenes sagradas. Sin embargo, el arzobispo, que los ha instituido en este ministerio, les ha advertido de «no tener prisa» y vivir el acolitado «disfrutando de la gracia que Dios os da cada día».

 

«Cuando uno pone su vida en servir a Dios y a los demás, el tiempo corre velozmente y cuando menos lo esperéis os encontraréis celebrando la eucaristía en una parroquia», ha trasladado en su homilía. Don Mario Iceta ha alertado a los jóvenes del peligro de «devorar el tiempo quemando etapas» que impiden «disfrutar de la gracia de Dios». «Sonreíd, que llegará el día de la ordenación», ha bromeado, mientras aseguraba que «no nos corresponde establecer los tiempos de Dios».

 

Por eso, ha animado a los seminaristas –de las diócesis de Burgos y de Gitega, en Burundi– a ser «testigos de Cristo» «con humildad y sencillez hasta que él vuelva». Con su ministerio, estos jóvenes acólitos podrán servir al altar y administrar la eucaristía como ministros extraordinarios: «Llevaréis a los enfermos y al pueblo de Dios la gran esperanza, que el Señor nos abre las puertas del Cielo. Repartiréis el alimento de la esperanza; el pan de la misericordia, que nos ayuda a amar a los demás. Llevaréis a Cristo mismo, al Señor», ha subrayado. «Que Dios –ha finalizado su alocución– os ayude a enamoraros cada día más de la celebración de la eucaristía, a ser consciente del don inmenso que pone en vuestras manos».