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El arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha presidido esta tarde la misa de clausura del Encuentro Pastoral Diocesano. Una cita celebrada en Lerma, que este año ha tenido como tema la pastoral en el mundo rural y que ha servido como celebración comunitaria del Día de la Iglesia Diocesana, que se celebrará mañana, domingo, 10 de noviembre.
Ante las cerca de 300 personas que han participado en el encuentro, congregadas en la iglesia de San Juan de la villa ducal, el arzobispo ha compartido con los fieles un mensaje de esperanza y renovación en la fe, inspirado en las lecturas del día. En su homilía, el arzobispo ha recordado la historia del profeta Elías, una figura «enviada fuera del pueblo de Israel» que, en medio de una época de idolatría, fue testigo de «cómo Dios es el único y gratuito Dios» y cómo siempre responde con generosidad.
Mons. Iceta ha destacado que la situación de Elías se asemeja a la que enfrentan los creyentes en la actualidad: «Podríamos aprender de esta historia, porque también pone en frase a muchos ídolos, a los que los hombres y mujeres de hoy brinden tributo». Estos «dioses que no generan libertad ni amor» provocan, según el prelado, «una profunda esclavitud y un profundo vacío en el corazón».
En su mensaje, el arzobispo ha llamado a redescubrir el valor de la confianza en Dios, recordando el ejemplo de la viuda de Sarepta, quien a pesar de sus escasos recursos, no dudó en compartir lo poco que tenía. Mons. Iceta ha expresado que «el Señor siempre responde con gran generosidad», y que, al igual que en el relato bíblico, «no se acabó el aceite, no se acabó la harina». Estas palabras han servido para ilustrar la promesa de Dios de cuidar a quienes confían en Él y a actuar generosamente hacia los demás.
Para finalizar, Mons. Iceta ha puesto de relieve la lección del Evangelio de hoy, que muestra cómo Jesús valoraba la entrega desinteresada de la viuda que «echó todo lo que tenía para vivir», en contraste con los que solo daban «lo que les sobraba». En este sentido, ha exhortado a los presentes a imitar ese espíritu de desprendimiento: «Tu gracia vale más que la vida», ha dicho, citando el Salmo 63, e instando a los fieles a vivir en el amor a Dios y al prójimo.