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Treinta y una acciones a realizar en los próximos cuatro años. Es el reto que se propone cumplir la archidiócesis con la puesta en marcha de un nuevo plan de pastoral con el fin de «promover una Iglesia sinodal y evangelizadora desde el encuentro con Jesús». La nueva «hoja de ruta» para parroquias, comunidades y asociaciones recoge el guante de la Asamblea Diocesana y pretende poner en «estado de misión» a una Iglesia –la burgalesa– que desea «vivir más la comunión» en la clave sinodal en la que tanto insiste el papa Francisco. [Descargar aquí el documento completo]

El Consejo Diocesano de Pastoral, el organismo consultivo encargado de velar por la marcha de la Asamblea y de la pastoral diocesana, ha sido el encargado de redactar y supervisar el plan, que tendrá como eje transversal los tres bloques temáticos abordados en el proceso sinodal. Su contenido también se ha debatido en otros organismos consultivos y con los responsables de las distintas delegaciones y secretariados, que han enriquecido las propuestas con sus aportaciones. El arzobispo, don Mario Iceta, firmó su aprobación el 25 de julio y su contenido marca las líneas a seguir desde el curso pastoral recién estrenado.

El plan es como «un mapa cuando salimos a hacer una ruta por el mundo», explica el vicario de Pastoral de la archidiócesis, José Luis Lastra. «Aunque sepamos dónde hay que ir, necesitamos que el camino esté señalado. Es una hoja de ruta donde nos damos a nosotros mismos las orientaciones para seguir el camino hacia la meta que el Espíritu nos pide hoy y aquí y que hemos descubierto entre todos». 

De esta manera, la archidiócesis en su conjunto será la encargada de ejecutar este plan, titulado «Peregrinos de esperanza», coincidiendo con el lema del jubileo universal que celebrará toda la Iglesia en 2025 propuesto por el papa Francisco. Ese mismo año, además, se cumplirán 950 años de la erección de la diócesis de Burgos.  

 

Misión y comunión

«La Asamblea Diocesana nos ha servido para descubrir juntos hacia dónde nos pide caminar el Espíritu», insiste Lastra. Según recoge el plan, los puntos de llegada son la consecución de «una Iglesia en estado de misión» y «que viva más la comunión». De ahí la urgencia que se pone en el llamado «primer anuncio» y el trabajo en común entre todos los sectores de la Iglesia en Burgos. «La sociedad burgalesa dice que es católica, pero en la práctica vemos que somos poquitos. No hay que salvaguardar lo que tenemos, sino invitar a todos», explica el vicario. Por ello, el plan indica prioridades y medios para tomar conciencia de esta urgencia misionera con la creación de equipos de primer anuncio en las parroquias y la apertura de centros juveniles y el desarrollo de cursos prematrimoniales adaptados en esta clave de anuncio misionero. 

Junto a ello, el plan incide en la necesidad de trabajar en comunión: «Aunque seamos pocos, también es cierto que somos muchos y muy variados; hay mucha riqueza y mucha diversidad entre nosotros, hay que abrir la comunión entre parroquias, entre delegaciones, trabajar en equipo en cada delegación y cada delegación con las demás», explica. 

El nuevo plan de pastoral tiene, además, varias prioridades a trabajar cada año. Así, durante este curso se hará hincapié en potenciar el primer anuncio; el acompañamiento será la línea de fuerza para el curso 2024-2025; la formación para el año 2025-2026 y la presencia pública de la Iglesia de 2026 a 2027. El plan también prevé un seguimiento y evaluación continua, a través de unos indicadores que determinen su impacto evangelizador; tarea que corresponderá realizar al consejo pastoral diocesano y a los organismos implicados en ejecutar cada una de las acciones transcurrido la mitad del tiempo de su puesta en marcha y al finalizar los cuatro años de su ejecución.

Jesús, Iglesia, Reino

El plan se estructura en torno a la consecución de tres grandes objetivos: «Suscitar y renovar el encuentro con Jesús»; «hacer misioneras nuestras comunidades» y «hacer presente en el mundo el reino de Dios». Para Lastra, se trata de un «orden lógico», aunque no necesariamente «cronológico». «Queremos comunidades abiertas y misioneras; no estamos para formar comunidades que nos hagan estar a gusto entre nosotros, sino que permitan el avance del reino de Dios y ser fermento de Dios en medio del mundo». 

«Es cierto que la vida continúa y hay cosas habituales de la vida de nuestras parroquias que no están recogidas en el plan. Pero hay cosas más difíciles o más nuevas». Y este documento de trabajo «pretende incidir en las novedades o en lo que no nos sale de forma tan espontánea, con una serie de ritmos y de medios concretos» y específicos. 

Así, «Peregrinos de esperanza» enumera un total de 31 acciones a implementar, los responsables de su animación y la temporalización de su ejecución. El vicario subraya algunas de las más novedosas, como la creación de equipos de primer anuncio y fomentar encuentros con los no creyentes. También destaca la urgencia de hacer misioneras nuestras comunidades, con la puesta en marcha de los consejos pastorales y de las unidades pastorales –«este año sí o sí hay que iniciar alguna formalmente con los elementos que nos dimos hace dos o tres años»– y la atención al mundo rural, «con la creación de un plan específico, sabiendo qué hay que hacer, que es algo más que las misas». 

Respecto al modo en que se intentará hacer presente en el mundo el reino de Dios, el vicario incide en la educación afectivo sexual con los jóvenes y el trabajo con las familias –«porque trabajamos con personas sueltas pero no con las familias»–. Además, insiste en que cada año se llevará a cabo una campaña diocesana sobre un tema a la luz de la doctrina social de la Iglesia (este curso estará centrado en el tema del trabajo digno en torno al 7 de octubre). También reflexiona sobre «cómo suscitar que en nuestra Iglesia de Burgos haya familias, parroquias y comunidades capaces de acoger a personas migrantes en situación provisional que se alarga y necesitan el calor humano y cristiano para avanzar en su integración». 

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