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El aumento de la siniestralidad laboral es una de las caras de la actual precariedad que viven muchas personas trabajadoras en nuestra provincia y en otros rincones del mundo. Frente a esta «triste lacra», las entidades que integran en Burgos la plataforma ‘Iglesia por un Trabajo Decente’ (ITD) recuerdan que la salud laboral es «un problema que requiere de soluciones colectivas».

Con este motivo, la archidiócesis de Burgos, a propuesta de la Asamblea Diocesana, ha iniciado una campaña de sensibilización, como una acción que se repetirá cada año a la luz de algunos de los problemas que aborda la Doctrina Social de la Iglesia. El pasado viernes, un acto público en la plaza de Santo Domingo y una vigilia de oración en la Iglesia de San Gil Abad sirvieron para clamar «por un trabajo que construya dignidad». Además, Miranda de Ebro también celebró el día del trabajo decente, esta vez la tarde del sábado 7 con una concentración en la plaza España y una oración en la parroquia de Santa María. En ambos casos, los actos estuvieron organizados por la Iniciativa «Iglesia por el trabajo decente», que congrega a diversos movimientos de Acción Católica, vida religiosa, Cáritas, CONFER, diversas delegaciones de pastoral y algunos otros grupos y movimientos.

En el primer semestre de este 2023, la provincia de Burgos ha registrado un total de 2.686 accidentes de trabajo, a los que hay que sumarle 232 ocurridos ‘in itinere’, es decir, en el viaje de casa al trabajo. Además, han fallecido cinco trabajadores. También la falta de bienestar mental se ha convertido en «una de las causas prioritarias a la hora de abandonar un puesto de trabajo, seguida de la búsqueda de mejora de condiciones y las mayores posibilidades de conciliación».

Por esta razón, ITD hizo público un manifiesto coincidiendo con el Día del Trabajo Decente del pasado 7 de octubre, donde recuerda que el trabajo es siempre un «medio imprescindible para el reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas» y nunca «un castigo para ellas». Por ello, lamenta que muchas veces algunos puestos de trabajo estén planteados «exclusivamente desde el punto de vista económico y no desde la perspectiva humana» y subraya que la falta de seguridad es «especialmente preocupante en los empleos feminizados».