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Ajo, aceite, cebolla, pimentón dulce y, cómo no, titos, muchos titos. En concreto, 2.000 kilos procedentes de Villasidro. Es la receta que cocinaron ayer miembros de la cofradía de San Antón y que sirvió para repartir más de 22.000 raciones a numerosos burgaleses que se acercaron al barrio de Gamonal para celebrar la fiesta del santo eremita. Una tradición que se remonta a la Edad Media, cuando la cofradía servía estas leguminosas a los pobres del pueblo y a los peregrinos que marchaban a Santiago de Compostela. Y eso quiere reflejar también 500 años después el reparto de los titos, «el deseo de que podemos compartir con los pobres y necesitados», como subrayó el párroco de la Antigua, Jesús Castilla.

 

José Antonio, por ejemplo, y como hace desde 1992, se llevó media olla, «para los cuatro que somos en casa». «Están buenísimos y algunos años han tenido hasta tropezones de carne». Las de ayer tenían «el toque justo de picante», comentaba Cristina Ayala, en la que fue su primera fiesta de San Antón como alcaldesa. Agradeció el trabajo de los cofrades, que cocinaron desde las cinco de la mañana a pesar de una lluvia, que remitió con el paso del día y dejó «un día apacible a pesar de todo». «Es una fiesta entrañable», destacó, donde no faltaron la música, la animación, la celebración de la eucaristía y cómo no, la tradicional bendición de animales.

También en Huelgas

 

San Antón también es honrado con devoción en el barrio de Huelgas, donde tampoco faltaron la popular bendición de panecillos y animales y la tradicional rifa de productos, así como la degustación de pinchos de chorimorci.

 

San Antonio o san Antón es considerado por muchos como el padre del monaquismo y, su festividad, el 17 de enero, es una de las celebraciones más populares del calendario invernal. El santo renunció a su fortuna y huyó al desierto para orar y consagrar allí su vida a Dios viviendo como anacoreta. Su existencia ascética y su fama de santidad hizo que se unieran a su modo de vida numerosos cristianos, dando así origen a la vida monacal.