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Borja López Herreros está más cerca de alcanzar la meta del sacerdocio. Esta mañana, en el seminario diocesano de San José, ha respondido «sí» a su vocación ante el arzobispo, don Mario Iceta, durante la celebración de su rito de admisión a las sagradas órdenes. Como él mismo explica, «se trata de una ratificación de la llamada» al sacerdocio por parte de la Iglesia, que se «compromete a formarle hasta su ordenación». Por su parte, Borja también ve en este gesto «una seguridad» de que la vocación que él intuye en su vida «también la ve la Iglesia».

De esta manera, este joven se compromete a proseguir con su formación y encaminar su vida hacia el sacerdocio, que para él ha de basarse en una «profunda vida de oración y de vida sacramental» y hacer fructificar «sus preferencias o dotes». Una llamada que comenzó a intuir cuando tenía 17 años y empezó a dejar atrás sus sueños de ser extremo izquierdo del Rácing de Santander, formar una familia o tener un buen trabajo. Le ayudó a ello el acompañamiento de otros sacerdotes y la lectura de los grandes clásicos espirituales, donde descubrió que «toda renuncia comparada con el sacerdocio es pequeña», como le susurraba Tomás de Kempis.

Ahora se siente afortunado «por su vocación, por ser católico y por afrontar las cosas desde una perspectiva sobrenatural». «Estoy muy contento. Vale la pena ser cura porque es la vocación más grande, estoy firmemente convencido», explica.

Configurar su vida con Cristo sacerdote

Por su parte, el arzobispo ha recordado al candidato a recibir las órdenes sagradas que «es la Iglesia la que te llama y la que te pide y encomienda configurar tu corazón como el corazón de Cristo al Señor». De esta manera, Borja podrá acompañar a un mundo «que vive en blanco y negro», «que ha perdido la esperanza de la recompensa de plenitud para siempre». De ahí que haya animado al joven a vivir su formación en el seminario para ser «amigo de Jesús» y poder «mostrar la caridad de Cristo, su infinito amor y misericordia» superando el prejuicio «de la ley o las cosas intelectuales».