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El arzobispo de Burgos, Mons Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha participado este sábado, 20 de enero, en la ordenación episcopal del nuevo obispo de Palencia, Mons. Mikel Garciandía Goñi, en la catedral de San Antolín de la capital palentina. La diócesis de Palencia es sufragánea de la archidiócesis de Burgos y forma parte de la provincia eclesiástica, de la que Mons. Iceta es metropolitano.

Por ese motivo, el arzobispo de Burgos, junto al nuncio de Su Santidad en España, Mons. Bernardito Cleopás Auza, y el obispo administrador apostólico de Palencia, Mons. Manuel Herrero OSA, han acompañado a Mons. Garciandía en su camino desde el palacio episcopal de Palencia a la seo palentina.

Precisamente, monseñor Garciandía ha sido consagrado obispo por el nuncio apostólico en España, Mons. Auza, mientras que han ejercido como consagrantes secundarios el arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta, y el arzobispo administrador apostólico de Pamplona y Tudela, Mons. Francisco Pérez González, que es natural de Frandovínez (Burgos). Y es que el nuevo obispo de Palencia formaba parte, hasta ahora, del presbiterio de la archidiócesis de Pamplona y Tudela.

En la ceremonia de ordenación episcopal e inicio del ministerio de Mons. Garciandía también han participado otros dos prelados burgaleses: Mons. Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol, y Mons. Ramón del Hoyo López, obispo emérito de Jaén, que se han desplazado hasta la catedral de San Antolín para tomar parte en la celebración. Una ceremonia con una gran presencia de fieles, de sacerdotes, de la familia de Mons. Garciandía -que ha sido especialmente acompañado por su padre- y de autoridades llegadas de Palencia, de Castilla y León y de Navarra.

En su alocución tras ser ordenado y comenzar su ministerio episcopal en Palencia, Mons. Garciandía ha asegurado que «es importante que los creyentes y seguidores de Jesús abramos puertas, derribemos muros, bastiones, salgamos de nuestras trincheras y hagamos de la comunidad cristiana un hogar abierto y acogedor para todos».

El nuevo obispo de Palencia también ha afirmado que «la buena noticia del Evangelio me hace que hoy quiera comprometerme y me comprometo a luchar en favor de la vida humana, especialmente, de todas las víctimas de los abusos de cualquier tipo en el seno de la Iglesia y en nuestra sociedad, por los más necesitados, por los enfermos, por los ancianos, por los que serán privados de su derecho a nacer. Los descartados por los que aboga nuestro Papa Francisco nos deben doler y movilizar de una manera tan vigorosa como creativa».